Al ritmo del remolque y sus consecuencias.

Un herrero clava mal un clavo de la herradura del caballo de un general. Como consecuencia, el caballo pierde la herradura, el general cae de su caballo y no puede dirigir la batalla, la batalla se pierde y ante tan magna derrota, no hace falta continuar con más batallas. La guerra está perdida y el país se retira de la contienda como perdedor. Hecho que hace que otras posibles diez, cuatro o veinte batallas más no fueran necesarias para proclamar al campeón. Miles, millares de vidas se salvan de caer en el olvido o en los campos. La madre de la aldea ve llegar a su casa al hijo del bando perdedor, pero al hijo, en casa. Ese hombre se casa y tiene un niño. Quizá el nieto del niño invente la vacuna contra el sida. O quizá nos venda el pan de leña que tanto nos gusta de la esquina de Calatrava.

Cualquier comportamiento que tengamos no sólo afectará a nuestro ser, sino que afectará a todo el universo y tendrá un efecto y una repercusión. Nuestras acciones repercuten no sólo en nuestra vida, sino en la misma historia de la humanidad, y, en consecuencia, en la historia del universo.

Siempre y después de leer una biografía de Hitler, me pregunto qué hubiera pasado si le hubieran aceptado en la escuela de bellas artes de Viena. Qué hubiera pasado si todas esas personas hubieran vivido una vida.

Pero del mismo modo que una nota musical puede romper un cristal, una combinación de notas puede construir una energía metafísica.

A lo mejor, un día leemos algon en un blog o en una libreta que alguien olvidó en un banco y nos hace despertar y saltar de nuestro sueño permanente, e inventamos algo genial o saludable o vital o encantador, que haga, que incluso nuestro paso por la vida y por este mundo, sea más transitable para dos, para cién o para todos los que en él estamos.

No todo está arriba, no siempre ganan los mismos, no sólo se escuchan las canciones de la radio, no sólo sirve lo que se conoce. Todo importa, todo suma, todo se nos es dado. Y todo importa, porque todo es todo.

El verdadero sabio reconoce la naturaleza del Universo, se vale de las leyes contra las leyes, de las superiores contra las inferiores y, por arte alquímica, trasmuta lo siniestro en armónico, y así triunfa.
La maestría consiste en eludir la pena de los planos inferiores vibrando en los superiores.

Deberiamos cuidar y no tener cuidado. Es tan distinto! Deberiamos cuidar cada día, cada cosa que decimos. Algo que decimos sin cuidado y sin cuidarlo porque estamos haciendo la digestión o enfadados con un camarero puede repercutir en la una decisión y luego en la vida de la persona que no está escuchando.
Deberiamos cuidar todo porque todo tiene sus efectos, sus derivaciones, sus consecuencias y sus recompensas, y porque todo está unido con todo y con el Todo.

Seguro que luego de un momento de subidón como el de ahora, pensaré que es cansadisimo y que no se puede mantener siempre. El problema es que no cansa, que para empezar no creo que haya que esforzarse más sino relajarse más, como el maravilloso Alvin Straight de Una historia verdadera de David Lynch.

Y seguiría, pero ya he sido lo suficientemente cansina, incluso para mi.

Kissess, desde mi remolque.

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